miércoles, 11 de marzo de 2009

LENGUAS MUERTAS, LENGUAS VIVAS.

Hace ya tantos años que ni me acuerdo, tenía yo dieciseis o diecisiete años, estaba en el instituto y estudiaba Griego. Y como yo, otras dos chicas más. Imaginaos un instituto con cientos de estudiantes y solo tres estudando griego. De algún modo, este hecho nos hacía especiales, aunque solo fuera por ser unas frikis o estar locas... Pero fuimos afortunadas, porque estábamos allí porque realmente queríamos estar allí. Nuestro profesor nos recitaba poesía en griego y en alemán, y esas lenguas tan duras al oído nunca me han vuelto a parecer tan dulces como cuando salían de la voz de aquel hombre.
Había otro alumno, un chico. Tenía un tipo de parálisis cerebral y cuando su salud se lo permitía, asistía a clase con su silla de ruedas. Cuando estaba enfermo, teníamos una grabadora de casette y registrábamos las clases para que pudiera estudiar en casa. Murió a mediados de curso.
No sé por qué me he acordado de esto hoy, hacía años que no pensaba en ello, pero me ha venido a la mente junto a uno de aquellos poemas de Kavafis que Jacinto nos recitaba:

ÍTACA

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.

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