La que no se consuela es porque no le da la gana, está claro.
Albert Pla, en el Teatro Poliorama de Las Ramblas, del 22 al 27 de septiembre, 27 eurillos de ná, pero qué le vamos a hacer...
Quiero sorpresas, quiero surrealismo, quiero cosas diferentes, quiero reirme y quiero cagarme en la puta de todo. Este hombre sabe lo que deseo. Y me lo va a dar:
Vida de un gato
su padre era un viejo gato gordo y cojo
y su madre una gata de la calle.
Él nació una noche bajo la lluvia,
pero la madre murió en el parto
y su padre de un infarto.
Quedó abandonado perdido en un prado.
Moriría de hambre, moriría congelado,
pero por suerte era un gato y tenía siete vidas.
No tenía ni padres, ni un amigo,
ni un padrino de la familia que le cuidara,
y así solitario justo con siete días de vida
arrastró su cuerpo por un camino hacia la ciudad
y fue al cruzar la carretera
que un camión le atropella en un paso cebra
pero por suerte era un gato y tenía siete vidas
y se sintió deprimido débil agobiado
tan aplastado bajo el camión
veía que no podía respirar, no podía respirar,
pero por nada la vida quería dejar el gato
Herido y con miedo a la muerte,
siguió una niña y la niña lo agarró.
Lo acogió en sus brazos, le puso un nombre ridículo,
se lo llevó a casa y lo mostró a la familia.
Pero un padre sin escrúpulos lo cogió del rabo,
y mientras reñía a la niña, lo tiró por la ventana.
Pero por suerte era un gato y tenía siete vidas.
Siete pisos de caída y quedó vivo sobre la acera,
reventado y destrozado, pero hay más vidas que le esperan.
Hay vida, hay vida .
Pero consiguió levantarse, consiguió andar,
consiguió cruzar la ciudad hasta el puerto,
y vio el mar y vio un pez.
Se acercó al muelle, pero resbaló,
y cayó al agua, se sintió perdido,
lo tenía claro, moriría ahogado.
Pero por suerte era un gato y tenía siete vidas,
y era patético ver cómo se amarraba a la vida,
chapoteando hacia un barco que largaba mar adentro,
y consiguió subir a bordo, medio ahogado, muerto de pena,
para pasar toda la infancia en un barquito de pesca
Siete meses después desembarcó
en una tierra extraña, apocalíptica e ingrata.
Las casas medio en ruinas, la gente muerta o matándose.
Y un follón de gritos histéricos de terrores fuego y nervios.
Y de golpe una bomba explotó entre sus patas,
y se sintió volando por los aires, despidiéndose de la vida,
pero por suerte era un gato y tenía siete vidas.
En aquel país de mierda había guerra, había guerra.
Y donde reina la violencia te acribillan por la jeta.
El cuerpo lleno de metralla que se moría, que se moría,
cuando sobrevino un prodigio que no hubiera esperado nunca.
Una gata preciosa y piadosa le recogió,
y con el tiempo y unas caricias, le curó las heridas
y se tiró follando los días que pasó convaleciente.
Pero la gata ocultaba que quería otro gato,
qué digo un gato, aquello era un tigre
que lo descubrió un mal día y juró que le mataría.
Aquello era un lío de faldillas,
Pero por suerte, era un gato y tenía siete vidas.
Imaginad aquella bestia, una especie de legionario,
reclamando en venganza lenta muerte a los amantes.
La gata quedó muerta, desgarrada a zarpazos
y él también si no se escapa perseguido como una rata.
Se acabaron los tiros, eran tiempos de paz.
De paz, pero miseria de penas y hambre.
Y un día el gato volvió a sentir que su cuerpo levitaba,
que su cuerpo desafiaba toda ley de gravedad.
Le agarraban por las patas le levantaban del suelo
y una voz ilusionada que le miraba vociferando:
JUYUUU!!! familia, hoy para cenar tenemos gato a la brasa!!!
Pero por suerte era un gato y tenía siete vidas,
salió por pies, de milagro no le pescan,
y no acaba como un plato de subsistencia.
En la posguerra hay hambre, hay hambre .
Habían pasado siete vidas y el gatito no moría.
La verdad, no comprendía la gracia de esta vida,
y ahora tan sólo se arrastraba, sólo erraba, sólo vagaba.
Era un viejo gato de mierda, despreciado por todo el mundo,
que era el saco de las hostias, que es que estaba quemado.
Es qué, hostia puta, qué vida más perra tenía.
Y por desgracia era un gato y tenía siete vidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario