Pues sí, señoras y señores, ya ven qué gran descubrimiento: la vida no siempre trae lo que uno desearía. Qué sencilla Gran Verdad. Aunque en realidad, todo es relativo. Cuando pensamos que es una mierda porque algo no sale tal como esperábamos, al cabo de un cierto tiempo descubres un giro de tuerca del destino, y que si lo que tanto deseabas que se cumpliera hubiera sucedido, te habrías perdido otras tantas cosas en un futuro más o menos cercano.
Al final todo es una cuestión de actitud, y la correcta es la positiva, supongo. De este modo hoy, día rutinario y agotador donde los haya, he decidido hacer una celebración por todo lo grande. ¿Qué se celebra? obviamente el "día internacional de lo absurdo". ¿Y por qué? Pues mira, porque no tiene ni pies ni cabeza...¿y qué más da?.
Hoy se celebra todo lo que no ha sucedido todavía, lo que está por venir, lo que no se conoce y lo que no se espera. Y se celebra que la esperanza y la fe son gratis, que mañana vuelve a salir el sol y que gracias a la lluvia nace el trigo para hacer pan. Voy a cocinar una quiche con brécol, espinacas y salmón. Y voy a brindar con Albariño del Rosal mientras enciendo una velita y me tomo un respiro de la insostenible rutina.
Allá voy:
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