jueves, 22 de enero de 2009

CRÓNICA DE UN CONFLICTO BÉLICO URBANO

Vale, ya me he cansado. ¿Queréis guerra? Pues la vais a tener, atajo de cabrones.

Siguiendo con el tema que alimenta mi insomnio los últimos días, continuaré haciéndoos partícipes de mi particular telenovela “Lanenita en Tiempos Revueltos”. Como sé que estáis interesadísimos en el tema, os haré una pequeña recopilación de los últimos acontecimientos en mi comunidad de vecinos para que no os perdáis ni un detalle de esta epopeya.

Los grandes protagonistas son los pisos patera, un portal con la cerradura rota y una comunidad de vecinos invisible. Y diréis ¿qué tiene que ver una cosa con la otra?. Mucho, mucho: la pescadilla que se muerde la cola. La gente que desgraciadamente vive en “camas calientes”, suele trabajar de forma ilegal vendiendo latas de cerveza o flores por las noches. ¿Qué implica esto? Que hay más circulación nocturna en mi portal que en la Ronda Litoral un viernes a las cinco de la tarde.

De por sí, tener a 15 personas moviéndose por tu portal ya jode. Pero hay un problema añadido. A esta gente le interesa tener la puerta SIEMPRE abierta para entrar y salir rápido. Un vecino cierra la puerta. Estos a abren. Otro vecino cierra la puerta. Estos la atrancan. Otro vecino cierra la puerta. Estos rompen el cristal para abrirla. Otro vecino arregla el cristal y cierra la puerta. Estos destrozan la cerradura para que no se pueda volver a cerrar nunca jamás en la vida.

Ok. Estamos llegando al punto álgido del conflicto. Ahora tenemos una puerta de portal que no se puede cerrar en plena zona chunga del Barrio Gótico. Drogatas, sin techo y demás fauna se frotan las manos. Mi escalera se convierte en residencia de invierno gratuita, la noticia corre como la pólvora y la invasión de “turistas” indeseados se multiplica. Al principio, llegas a casa, te encuentras un yonki en la escalera y te mueres del susto. La segunda vez, ves unos okupas en tu rellano y llamas toda nerviosa a la Urbana. La tercera vez, directamente te enfrentas a ellos y los echas de mala ostia..

Conclusión. Esta guerra tiene varios frentes y, lamentablemente, para ganarla hay que ir a la génesis del problema. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que no es suficiente cambiar la puerta del portal. Ni siquiera constituir una comunidad de vecinos. Ahora es cuando la necesidad me convierte en una mala persona. Y no me gusta, pero es que no me queda otra opción cuando mi propia seguridad personal se ve amenazada.

La vida de un inmigrante es muy dura, y más todavía si eres ilegal. Dar de comer a tu familia y tener la amenaza constante de la deportación... Yo no tengo ningún problema con la raza o su estatus de legal, no legal o marciano. "Vive y deja vivir". Pero cuando no saben comportarse como seres civilizados y no respetan a sus vecinos (o sea, a mí) mi nivel de tolerancia pasa a ser 0.

Hasta mis propios vecinos pakistanies están hasta las narices de los asquerosos de sus compatriotas. Por tanto, GUERRA.

Esta misma tarde voy a asesorarme con un abogado de la Cámara de la Propiedad de Barcelona, a ver qué medidas legales se pueden adoptar. El siguiente paso será la Asociación de Vecinos del Gótico, que deben estar aburridos de encontrarse con el mismo problema. Y finalmente, queda la denuncia frente a la policia de los propietarios de pisos patera. A saco y sin avisar.

Probablemente me estoy convirtiendo en una pésima persona, tal vez debería intentar el diálogo, tal vez debería buscar algún tipo de mediación cultural. Pero no lo voy a hacer. Estoy en pie de guerra y no voy a parar.

Ahora comprendo el papelón de Israel frente a Hamás. Pagarán justos por pecadores.

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